lunes, 13 de julio de 2015

'¿Es tiempo de poetas?' por José Luis Moreno

El cielo grisáceo que amanece, las lluvias otoñales nos despiertan a todos el estado melancólico.

Somos de carácter latino, amamos el sol y la luz que nos genera fuerza y energía positiva. Pero en estos días así, de tenue oscuridad, también debemos buscar y encontrar esa belleza poética que se encuentra arropada por las nubes.

Todos tenemos nuestros días. Unos buenos y otros no tan buenos. Desterremos lo 'malo' de nuestro pensar y de nuestro vocabulario.

Parece vamos arrastrando picos emocionales todo el año, como esa montaña rusa que es la vida, y llegados a estos meses, nuestro estado emocional enloquece.

Son momentos en los que exageramos manías y delirios. Momentos en los que nos echamos demasiadas culpas. Son esos momentos en los que cansa en la vida todo. 




Es posible que sea la edad, los excesos, la estupidez acumulada, la gilipollez que rodea o, simplemente, ese instante que acumula una burbuja de espuma mal avenida. 


Son esos momentos en los que uno no sabe si seguir o romper, si explotar y novelar su historia o, tal vez, desaparecer del entorno y llegar a morir en la felicidad de la dicha, junto aquello importante que has ido dejando abandonado por la nada. 

Son esos momentos que escuecen, que te arreglan y desarreglan según el instante. Esos momentos que te invitan a pensar más de lo normal.

Hay que pensar. Debemos pensar.

A veces parece que todo nos viene bien, que aguantamos con todo el peso a la espalda pero, tras unos cuantos kilómetros caminado, nos damos cuenta de la realidad: que o vamos aligerando la mochila o nos quedamos a mitad del camino.

Llega uno a la conclusión, y nunca es tarde, que los poetas somos unos imbéciles de la vida; que los idealistas sólo valen para anuncios de IKEA y que el humanismo pasó a la historia de esos que viven de la indigencia intelectual.

La vida es otra cosa. 

La vida, socialmente hablando, parece que te aconseja, que te lleva en volandas, a ser el mayor hijo de puta para triunfar, a envidiar constantemente al de al lado, a putear al vecino o tratar de intoxicar emocionalmente a quién no lo merece; la vida, parece, te lleva a ese egoísmo de sólo pensar en uno mismo y al navajeo constante al amigo que se preste a serlo. Parece ser que ese es el éxito en la vida o la característica habitual del que triunfa en ciertos ámbitos. 

Y entonces asumes que no tenemos cabida los poetas. 

Los poetas terminan escribiendo versos en un banco del parque o en el metro. Como yo, que suelo terminar la tarde y el día escribiendo líneas como esta en una libreta, en el vagón de la C4 que me lleva a casa, rodeado de otros muchos poetas, de verdaderos poetas de la vida, que cada día suben y bajan sudando la gota para intentar llevar alguna miga de esperanza a sus casas. 

Y ¿quién es el privilegiado? 

Sin duda lo son todos ellos que sonríen a la vida porque consiguen hacer de la vida un poema lleno de versos libres. Tal vez no hayan tenido ese absurdo privilegio del exceso material, pero sí del poético y espiritual que te da la vida plena. 

Y ese es el verdadero valor

¿A quién prefieres? A ese que calla porque está dónde está sin valorar lo que tiene, o ese que habla porque nadie le puede hacer callar ya que sus grandes valores son sus versos. Yo lo tengo claro.

Los versos libres, ajenos al liberalismo individualista de boquilla, perduran y cuando mueren, viven. 

Eso es poesía porque la poesía es vida. Y la vida poética es plena siempre.

Y sí, en días así, nublados, que podrían parecer tristes, los poetas de la vida buscamos la belleza en las gotas que bañan las hojas de los árboles, en ese caminar pausado abrazado por el viento, en la mirada de un niño o en esa sonrisa furtiva que me regala aquella chica.

Los poetas son capaces de alimentar emociones y conseguir en un instante convertir la oscuridad en besos de alegría.

Te invito a que busques en tu día a día esos versos que mereces.  

Sí, es tiempo de poetas.

José Luis Moreno
Coach Personal
@jlmorenot

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